Uno podría llegar a pensar que en la parte noreste de España quedan pocas cosas históricas ya por descubrir, ¿verdad? Y no solo ahí, sino en el mundo en general, al menos en la parte más desarrollada, eso que conocemos como Primer y Segundo Mundo. Y es que durante el siglo XIX hubo una fiebre por la arqueología nunca antes vista, y se hicieron los mayores descubrimientos arqueológicos, a pesar de que esta ciencia apenas había despuntado. A partir de ahí, nuestro país, que ha sido una de las cunas de la civilización europea, por donde entraron al continente multitud de pueblos , se llenó de yacimientos donde buscar cualquier rastro de vida anterior a la época moderna. Y Cataluña fue una de esas zonas donde se buscó con fruición cualquier rastro arqueológico, y resultó ser un lugar donde la historia se nutrió de multitud de pruebas del origen del hombre.
Claro que de eso hace dos siglos, y como digo, uno esperaría que la pasión por hurgar en el pasado, con todos los datos que tenemos ya, se hubiera apagado, y los estudiantes de arqueología cada vez fueran menos. ¡Pero nada de eso! Está habiendo un repunte de universitarios que se decantan por esta licenciatura, y no solo hablamos de gente joven. Peter Engel, un barcelonés de origen alemán, se ha convertido en el primer estudiante octogenario que acaba con la carrera de Arqueología en el bolsillo. Sí, a sus 85 años, este empresario jubilado le ha echado huevos al asunto y se ha puesto a estudiar esta carrera universitaria, que ha terminado en cinco años. Y, cosas de la vida, ya tiene un proyecto laboral: se ocupará de un plan que se prepara en la isla de Mallorca, para la divulgación del patrimonio paleocristiano en la isla. ¡Bien por él!
La historia de este hombre es desde luego digna de elogio, pero una vocecita malvada se ha empañado en hacerme un apunte. Porque la Arqueología es una carrera que necesita mucho estudio, concentración y tiempo que dedicarle. ¿Podría haber acabado sus estudios universitarios si hubiera sido una mujer? Yo diría que no, y no es cuestión de capacidad, ni de ganas; estoy convencido de que se trata de un asunto de roles, que llegados a los ochenta años, créeme, hacen ver la vida diferente a hombres y mujeres.
Una mujer jubilada es, todavía, una mujer de su casa; o sea, es esposa, ama de casa, madre y abuela, y ese rol hace que su tiempo libre sea de un tipo muy diferente al de un hombre de su misma edad. Cuando los abuelos juegan a la petanca, las abuelas hacen la compra y preparan la comida; cuando ellos van a pasear al parque, ellas pasan tiempo con sus nietos o familiares. Así que, me pregunto: si a tu abuela se le ocurriera decir que va a centrarse en estudiar una carrera universitaria, ¿podrá centrarse en ello por completo, o tendría que sortear un sinfín de obstáculos para encontrar el tiempo para ello? Creo que más bien la segunda opción.
Pero te digo más: no creo que una señora de 60, 70 u 80 años, si tiene libertad de acción, ocupe su tiempo en ponerse a estudiar. Las señoras mayores de ahora tienen otras inquietudes, otras aficiones; y cuando se vuelven jubiladas, les sale las viejas xxx que todas llevan dentro. ¿Has visto a las abuelas de tu barrio, como aparentan 20 años menos? Y si con eso no te convenzo, abre tu internet y busca el porno maduras. Las páginas web están llenas de milfs solteras, madres, abuelas y divorciadas que no dejan de dar contenido a cualquier tema; pero si hablamos del porno online, no creo que haya nadie que no sepa el ascenso que la categoría de mujeres mayores han tenido en el mundillo de los contenidos xxx.
No diré yo que tengas que preocuparte de que tu madre o tu abuela salga a la calle pidiendo guerra; pero si lo hacen, mejor hazte a la idea de que puede que la encuentre… y en algunos casos, sea con tipos más jóvenes que ella. Con este panorama, ¿quién piensa en ponerse a estudiar?