La madurez en Cataluña

Las mujeres maduras en Cataluña, al igual que en cualquier otra parte del mundo, representan una parte valiosa y diversa de la sociedad. Cataluña, una región autónoma en el noreste de España con su propia identidad cultural y lingüística, es hogar de mujeres maduras que han vivido y contribuido a lo largo de décadas a la rica historia y evolución de esta comunidad.

Las mujeres maduras en Cataluña han experimentado transformaciones significativas a lo largo de sus vidas, desde cambios sociopolíticos hasta avances tecnológicos. Han sido testigos de la transición democrática en España, que tuvo un impacto significativo en Cataluña, así como de la consolidación y revitalización de la cultura catalana.

Muchas de estas mujeres han desempeñado roles importantes en la sociedad, contribuyendo al desarrollo económico, cultural y educativo de la región. Algunas han trabajado en profesiones diversas, desde la enseñanza hasta la medicina, la investigación, la cultura y más. Su experiencia y sabiduría han influido en las generaciones más jóvenes y han contribuido al progreso y la identidad catalana.

La vida cotidiana de las mujeres maduras en Cataluña refleja la fusión de tradiciones arraigadas en la cultura catalana con las influencias modernas. Desde la gastronomía, donde recetas familiares se transmiten de generación en generación, hasta la participación activa en eventos culturales y sociales, estas mujeres desempeñan un papel clave en la transmisión de la herencia catalana a las generaciones futuras.

La sociedad catalana reconoce y valora el papel de las mujeres maduras no solo como guardianas de la tradición, sino también como agentes de cambio y adaptación. En la actualidad, muchas mujeres maduras en Cataluña participan en organizaciones comunitarias, actividades voluntarias y proyectos que buscan abordar temas sociales, culturales y medioambientales.

El envejecimiento activo se ha convertido en un aspecto cada vez más importante de la vida de las mujeres maduras en Cataluña. Muchas participan en programas de educación continua, actividades recreativas y ejercicios físicos para mantener un estilo de vida saludable y activo. La socialización con amigos y familiares, así como la participación en eventos locales, son elementos esenciales para su bienestar.

Cabe destacar que, al igual que en otras partes del mundo, las mujeres maduras en Cataluña enfrentan desafíos específicos, como la discriminación por edad y cuestiones relacionadas con la jubilación y el cuidado de la salud. Sin embargo, la sociedad catalana ha trabajado para abordar estas cuestiones y promover la igualdad y el respeto a lo largo de todas las etapas de la vida.

En resumen, las mujeres maduras en Cataluña desempeñan un papel vital en la rica trama de la sociedad catalana. Su experiencia, conocimientos y contribuciones continuas son esenciales para la preservación de la identidad cultural y el progreso de la región. La diversidad de sus vidas y experiencias forma un mosaico único que enriquece la comunidad catalana en su conjunto.

Arqueología en Cataluña

La arqueología en Cataluña es un fascinante viaje a través del tiempo, desvelando las capas de la historia que han dado forma a esta región del noreste de la península ibérica. Con su rica diversidad geográfica y una herencia cultural que se remonta a épocas prehistóricas, Cataluña es un tesoro arqueológico que ha sido objeto de intensas investigaciones y descubrimientos.

Desde los primeros vestigios de la presencia humana en la región hasta los monumentos romanos y las joyas medievales, la arqueología en Cataluña ofrece una visión detallada de la evolución de la sociedad y la cultura a lo largo de los milenios.

Paleolítico y Neolítico: Las Raíces Antiguas de Cataluña

El Paleolítico y el Neolítico dejaron su huella en Cataluña con evidencias de asentamientos humanos y herramientas de piedra. Las pinturas rupestres en la Cova del Parpalló, ubicada en la provincia de Valencia pero cercana a la región catalana, son testimonio de la habilidad artística de los primeros habitantes de la península.

En la fase neolítica, la cultura megalítica dejó su marca en forma de dólmenes y menhires. En Cataluña, sitios como la Necrópolis de Puig d’en Cama y el Dolmen de Cova d’en Daina en Tarragona son ejemplos de la presencia prehistórica en la región.

La Influencia Romana: Tarraco y Empúries

La llegada de los romanos dejó una profunda huella en Cataluña, especialmente en las ciudades de Tarraco y Empúries. Tarraco, la actual Tarragona, fue una destacada ciudad romana con anfiteatros, acueductos y murallas que aún se pueden admirar hoy en día. El conjunto arqueológico de Tarraco ha sido declarado Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO, destacando su importancia histórica.

Empúries, ubicada en la costa noreste de Cataluña, fue un importante puerto romano fundado en el siglo VI a.C. Restos de estructuras romanas, incluyendo un foro, templos y viviendas, han sido excavados en este sitio, proporcionando una visión única de la vida cotidiana en la antigua Hispania romana.

La Edad Media y la Influencia Islámica

Durante la Edad Media, Cataluña experimentó una marcada influencia islámica, especialmente en la región de la actual Barcelona. El recinto del Palacio Real Mayor y el Barrio Gótico de la ciudad revelan la riqueza arqueológica de este período. Además, los vestigios de murallas y torres defensivas en diversas localidades catalanas, como Girona y Lleida, atestiguan la importancia estratégica de la región en la lucha por la península ibérica.

Románico y Gótico: Tesoros Arquitectónicos

La arquitectura románica y gótica también dejó un legado duradero en Cataluña. El Monasterio de Santa María de Ripoll, construido en el siglo XII, es un ejemplo destacado de la arquitectura románica catalana. Su impresionante iglesia y el famoso Pantocrátor, tallado en piedra, son hitos artísticos y espirituales.

La Catedral de Barcelona, en el corazón del Barrio Gótico, es un destacado ejemplo de arquitectura gótica catalana. La construcción de este monumental edificio se inició en el siglo XIII y continuó durante siglos, resultando en una obra maestra arquitectónica que fusiona estilos góticos y renacentistas.

Arte Rupestre y Poblados Ibéricos: La Cataluña Pre-Romana

En las montañas de Cataluña, se encuentran importantes yacimientos de arte rupestre, como el conjunto de pinturas en la Cova Remigia, que datan de la Edad de Bronce y la Edad de Hierro. Estas pinturas ofrecen una ventana única a la vida y la espiritualidad de las comunidades prehistóricas en la región.

Los poblados ibéricos, como el de Ullastret, representan otro aspecto fundamental de la Cataluña pre-romana. Estos asentamientos fortificados ofrecen valiosa información sobre la organización social, económica y militar de las poblaciones ibéricas que habitaban la región antes de la llegada de los romanos.

Arqueología Subacuática: Nuevos Horizontes en la Costa Catalana

La costa catalana también alberga un rico patrimonio arqueológico submarino. Los estudios de arqueología subacuática han revelado naufragios romanos y griegos, así como restos de antiguos puertos y estructuras costeras. Empúries, con su historia marítima, ha sido un sitio clave para la arqueología subacuática, arrojando luz sobre las rutas comerciales y la vida marítima de la antigüedad.

La Investigación Contemporánea y Museos Arqueológicos

La arqueología en Cataluña no se detiene en el pasado. La región es el hogar de instituciones de investigación y museos dedicados a preservar, estudiar y difundir la historia y el patrimonio. El Museo de Arqueología de Cataluña, con sedes en Barcelona, Girona, y Tarragona, alberga una rica colección de artefactos que abarcan desde la prehistoria hasta la Edad Media. La labor de estos centros es fundamental para mantener viva la conexión con el pasado y contribuir al conocimiento arqueológico global.

En resumen, la arqueología en Cataluña es un viaje a través de los siglos, explorando las huellas dejadas por civilizaciones antiguas y eventos históricos. Desde las pinturas rupestres del Paleolítico hasta los monumentos romanos, la región se erige como un testamento tangible de la complejidad y la riqueza de su historia. La investigación continua y la preservación del patrimonio arqueológico catalán son esenciales para comprender no solo el pasado de la región, sino también su papel en la narrativa más amplia de la humanidad.

Blanes, un lugar con mucha historia

Cuando los romanos llegaron a Cataluña en el siglo I aC, Blanes era un asentamiento ibérico. La evidencia sugiere que el área fue colonizada incluso antes y originalmente habitada en tiempos prehistóricos. La ciudad floreció durante varios siglos bajo los romanos. Cuando su imperio se derrumbó, quedó bajo el control de los visigodos.

La Edad Media vio la ciudad desarrollarse aún más. El castillo de Sant Joan se construyó para vigilar y proteger a la población de las incursiones piratas tan habituales en la costa. De esa época aún se pueden visitar la iglesia de Santa María, una fuente gótica y las ruinas del Palacio de los Vizcondes de Cabrera.

El puerto fue extremadamente importante para el desarrollo de la ciudad. Pero además de puerto pesquero, también tenía una importancia estratégica. La ofensiva del siglo XII contra Baleares partió de Blanes. Ya en el siglo XVI llegaban a Blanes barcos procedentes de lugares tan lejanos como el País Vasco. Por esta época se construyó un astillero en la playa.

Los siguientes siglos vieron repetidos conflictos y fue en este período cuando el Palacio fue destruido. Pero finalmente en el siglo XVIII llegó un período de paz y estabilidad. Blanes prosperó y ya en el siglo XIX la ciudad producía encajes, cordeles y alcornoques, que se utilizaban para encorchar las botellas de vino.

Blanes fue también un importante centro de construcción naval y, a medida que se desarrollaba el comercio con el Nuevo Mundo, el principal puerto comercial del norte de Cataluña. Sin embargo, tanto el comercio como el vino declinaron en la segunda mitad del siglo XIX. Como gran parte de Cataluña, los viñedos de Blanes sufrieron la epidemia de filoxera. La población también cayó, y muchos lugareños emigraron a América. En el lado positivo, el ferrocarril llegó a Blanes seguido de gas y luego luz eléctrica.

Sin embargo, las cosas mejoraron gradualmente a principios del siglo XX. La agricultura se modernizó y los astilleros experimentaron un resurgimiento. Blanes también se benefició de nuevas industrias como la textil y la producción de fibras sintéticas.

Los nuevos proyectos de construcción modernizaron aún más la ciudad. Se construyeron nuevas escuelas y un hospital, así como agua y alcantarillado. El jardín botánico Marimurtra data de esta época y el pueblo se benefició del turismo temprano. Pero como muchos pueblos de España, Blanes sufrió durante la Guerra Civil Española (1936-1939). El pueblo fue bombardeado y la población padeció hambrunas y carencias que continuaron mucho después del cese de hostilidades bajo la Dictadura de Franco.

El turismo empezó a despegar de nuevo en Blanes durante los años 50. La población del pueblo se disparó y muchos barceloneses empezaron a comprar allí segundas residencias. Hoy en día, la ciudad sigue siendo un popular lugar de vacaciones en los meses de verano, cuando la población se llena de lugareños y visitantes internacionales que aprovechan al máximo las playas, la cultura y otras comodidades.

Arqueología, una ciencia que no pasa de moda

Uno podría llegar a pensar que en la parte noreste de España quedan pocas cosas históricas ya por descubrir, ¿verdad? Y no solo ahí, sino en el mundo en general, al menos en la parte más desarrollada, eso que conocemos como Primer y Segundo Mundo. Y es que durante el siglo XIX hubo una fiebre por la arqueología nunca antes vista, y se hicieron los mayores descubrimientos arqueológicos, a pesar de que esta ciencia apenas había despuntado. A partir de ahí, nuestro país, que ha sido una de las cunas de la civilización europea, por donde entraron al continente multitud de pueblos , se llenó de yacimientos donde buscar cualquier rastro de vida anterior a la época moderna. Y Cataluña fue una de esas zonas donde se buscó con fruición cualquier rastro arqueológico, y resultó ser un lugar donde la historia se nutrió de multitud de pruebas del origen del hombre.

Claro que de eso hace dos siglos, y como digo, uno esperaría que la pasión por hurgar en el pasado, con todos los datos que tenemos ya, se hubiera apagado, y los estudiantes de arqueología cada vez fueran menos. ¡Pero nada de eso! Está habiendo un repunte de universitarios que se decantan por esta licenciatura, y no solo hablamos de gente joven. Peter Engel, un barcelonés de origen alemán, se ha convertido en el primer estudiante octogenario que acaba con la carrera de Arqueología en el bolsillo. Sí, a sus 85 años, este empresario jubilado le ha echado huevos al asunto y se ha puesto a estudiar esta carrera universitaria, que ha terminado en cinco años. Y, cosas de la vida, ya tiene un proyecto laboral: se ocupará de un plan que se prepara en la isla de Mallorca, para la divulgación del patrimonio paleocristiano en la isla. ¡Bien por él!

La historia de este hombre es desde luego digna de elogio, pero una vocecita malvada se ha empañado en hacerme un apunte. Porque la Arqueología es una carrera que necesita mucho estudio, concentración y tiempo que dedicarle. ¿Podría haber acabado sus estudios universitarios si hubiera sido una mujer? Yo diría que no, y no es cuestión de capacidad, ni de ganas; estoy convencido de que se trata de un asunto de roles, que llegados a los ochenta años, créeme, hacen ver la vida diferente a hombres y mujeres.

Una mujer jubilada es, todavía, una mujer de su casa; o sea, es esposa, ama de casa, madre y abuela, y ese rol hace que su tiempo libre sea de un tipo muy diferente al de un hombre de su misma edad. Cuando los abuelos juegan a la petanca, las abuelas hacen la compra y preparan la comida; cuando ellos van a pasear al parque, ellas pasan tiempo con sus nietos o familiares. Así que, me pregunto: si a tu abuela se le ocurriera decir que va a centrarse en estudiar una carrera universitaria, ¿podrá centrarse en ello por completo, o tendría que sortear un sinfín de obstáculos para encontrar el tiempo para ello? Creo que más bien la segunda opción.

Pero te digo más: no creo que una señora de 60, 70 u 80 años, si tiene libertad de acción, ocupe su tiempo en ponerse a estudiar. Las señoras mayores de ahora tienen otras inquietudes, otras aficiones; y cuando se vuelven jubiladas, les sale las viejas xxx que todas llevan dentro. ¿Has visto a las abuelas de tu barrio, como aparentan 20 años menos? Y si con eso no te convenzo, abre tu internet y busca el porno maduras. Las páginas web están llenas de milfs solteras, madres, abuelas y divorciadas que no dejan de dar contenido a cualquier tema; pero si hablamos del porno online, no creo que haya nadie que no sepa el ascenso que la categoría de mujeres mayores han tenido en el mundillo de los contenidos xxx.

No diré yo que tengas que preocuparte de que tu madre o tu abuela salga a la calle pidiendo guerra; pero si lo hacen, mejor hazte a la idea de que puede que la encuentre… y en algunos casos, sea con tipos más jóvenes que ella. Con este panorama, ¿quién piensa en ponerse a estudiar?

Restos arqueológicos en Barcelona

Un millón de años antes de que los humanos modernos ( Homo sapiens ) habitaran la Cataluña actual, esta parte nororiental de la Península Ibérica albergaba comunidades de homínidos que compartían el paisaje con otra gran fauna como mamuts, hipopótamos, rinocerontes, además de carnívoros como como hiena, jaguar y lobo.

En comparación con períodos posteriores de la prehistoria, solo tenemos pequeños atisbos de estas comunidades de homínidos, y la evidencia consiste en un puñado de sitios en Cataluña con herramientas de piedra y restos de animales. Además de en Cataluña, otras zonas de la Península Ibérica estuvieron habitadas desde hace alrededor de 1 millón de años, en yacimientos como Cueva Negra, Barranco León y Fuente Nueva en el sur, y Atapuerca en el norte.

Estas comunidades de homínidos (que eran Homo antecessor) utilizaron un conjunto de herramientas relativamente simple y homogéneo que cae en la categoría de una tecnología de Modo 1 Temprano . La difusión amplia y bastante repentina de fechas similares hace aproximadamente 1 millón de años en partes de Europa sugiere que el primer asentamiento en Europa probablemente ocurrió no mucho antes, pero lo que no está claro es si los homínidos llegaron a Europa occidental a través de África o Asia. Desafortunadamente, los juegos de herramientas de piedra Modo 1 de África y Asia son similares y, por lo tanto, no se pueden usar para distinguirlos.

Junto con su kit de herramientas de piedra relativamente simple y homogéneo, estos homínidos no controlaban el fuego y, por lo tanto, comían crudas a sus presas cazadas, y se argumenta que también practicaban el canibalismo gastronómico; es decir, canibalismo donde la carne humana es procesada y consumida sin más ceremonia que la culinaria, de manera similar a la carne de otros animales.

Vallparadís

Vallparadís es un yacimiento del Pleistoceno Inferior descubierto a lo largo del río Vallparadís en Terassa durante la construcción de una nueva estación de tren. Aquí se encontraron herramientas de piedra y restos de fauna en una antigua llanura aluvial, con una de las capas arqueológicas fechada en 830.000 AP (antes del presente). Las herramientas de piedra se formaron, utilizando una técnica bipolar sobre yunque, principalmente en cuarzo de origen local, con una gama de otras materias primas utilizadas, todas las cuales pueden haber sido de origen local. Los tipos de herramientas incluyen muescas, denticulados, becs y choppers.

Barranco de la Boella

En el Barranc de la Boella, a pocos kilómetros al sureste de Tarragona, investigaciones recientes han puesto en contexto un yacimiento que fue señalado por primera vez hace un siglo. Desde 2007, se han llevado a cabo excavaciones en tres yacimientos contiguos en un área que en el momento de la ocupación por los homínidos era una parte fluvio-deltaica del sistema del río Francolí. Aquí, los análisis paleomagnéticos y cosmogénicos han fechado la actividad de los homínidos a finales del Pleistoceno temprano entre 0,96 y 0,78 millones de años.

La Cansaladeta

Aguas arriba del río Francolí se encuentra la Cansaladeta, un yacimiento del Paleolítico Inferior situado en el cañón de Roixeles, un paso natural de la sierra prelitoral catalana que conecta la llanura litoral de Tarragona con la cuenca del Ebro. El yacimiento está situado junto a un abrigo rocoso a lo largo de una terraza fluvial paleolítica, a unos 50 m sobre el río actual. Descubierto por primera vez en 1998, las excavaciones han descubierto un sitio del Pleistoceno medio con niveles medios que datan de entre 370 y 400 aC. y, según la evidencia de fauna, los niveles inferiores pueden ser del Pleistoceno medio temprano (600 aC.). Esta fecha de después de 500 aC. sugiere, por lo tanto, que los homínidos aquí en esa etapa eran comunidades de Homo heidelbergensis.

La Cataluña de hoy y la de ayer

Hoy, la región catalana del noreste de España se extiende a lo largo de 32.108,2 kilómetros y cuenta con una población de 7.565.603.(1) Limita con Francia y Andorra a lo largo de su frontera norte montañosa y se une a España dentro de la Península Ibérica. El azul mar Mediterráneo se extiende a lo largo de su costa oriental. Las Islas Baleares se encuentran aproximadamente a 133 millas al sureste de la capital histórica de esta región y el puerto más importante, Barcelona.

Los arqueólogos todavía se esfuerzan por averiguar más sobre los primeros habitantes de Cataluña. Aunque estos individuos no dejaron registros escritos, los artefactos y las pinturas que quedan hoy en varias cuevas catalanas sugieren que las personas prehistóricas habitaron esta región hace miles de años. Bandas nómadas de cavernícolas bien pudieron haber visitado el área de Barcelona. Los científicos han descubierto rastros de comunidades de la Edad de Piedra que residen en la Península Ibérica que se remontan a unos 35.000 años.

Olas de los primeros inmigrantes nómadas llegaron y se establecieron en partes de la Península Ibérica. Por ejemplo, los celtas establecieron comunidades en el área catalana durante el siglo IX a.C. Parece probable que los mercaderes fenicios, griegos y cartagineses visitantes también frecuentaran los puertos ibéricos.

Los antiguos romanos también viajaban como comerciantes a la Península Ibérica, donde a veces entraban en conflicto con los intereses comerciales de Cartago, una potencia rival en la cuenca del Mediterráneo. Roma llevó a cabo una exitosa invasión militar y gobernó partes de Cataluña y otras partes de la España y Portugal modernas desde al menos el año 200 a. C. hasta principios del siglo V d. C. como parte del imperio provincial de Roma.

Los romanos construyeron muchas ciudades en la Península Ibérica y también trabajaron para desarrollar infraestructuras locales mediante la construcción de puentes, carreteras, murallas, acueductos (para transportar agua) y otras instalaciones públicas. Aunque los orígenes precisos de Barcelona pueden ser anteriores a la época romana, la ciudad se estableció al menos en el año 15 a. C. como una pequeña ciudad con una guarnición. La cercana comunidad costera de Tarragona, al sur, aparentemente siguió siendo más grande durante esta época. Para el siglo V, muchos residentes de las comunidades romanas en España se habían vuelto cristianos.

Eventualmente, el Imperio Romano se debilitó. Las tribus nómadas paganas del norte invadieron varios territorios controlados por Roma. Los visigodos cruzaron los Pirineos montañosos para capturar grandes extensiones de la Península Ibérica, incluida la región alrededor de Barcelona a principios del siglo V d.C.

Este período, anteriormente llamado «Edad Oscura» por los eruditos medievales, marcó el comienzo de siglos de frecuentes guerras y conflictos. Al norte de Cataluña, una tribu germánica conocida como los francos salios estableció el Imperio merovingio. El rey Clovis I se convirtió en el gobernante de las tribus francas entre 481 y 511. El cristianismo se extendió ampliamente por la región (ahora ubicada en la actual nación de Francia) durante los siguientes dos siglos.

A principios de los años 700, los moros islámicos del norte de África invadieron la Península Ibérica desde el sur. Conquistaron un extenso territorio. Cruzaron los Pirineos y parecían dispuestos a invadir el reino franco, pero Carlos Martel detuvo su avance de manera decisiva en la batalla de Tours en 732. En las zonas controladas por los moros, algunos lugareños se convirtieron al Islam.

Los moros establecieron un rico tejido cultural en gran parte del sur de la Península Ibérica. Sin embargo, solo ejercieron una influencia limitada en el área de Barcelona, ​​un lugar del norte que no permaneció bajo el control de los moros. Los francos ejercieron una fuerte influencia en la región catalana.

En 751, Pipino el Breve se había convertido en rey de los francos, estableciendo una nueva dinastía Carolingia en Francia. Carlomagno (c.742-814) lo sucedió en el poder y lanzó un esfuerzo para recuperar territorio para los francos al sur de los Pirineos. Invadió con éxito Cataluña en un intento por colocar a sus aliados feudales en el poder a lo largo de una «Marcha española», una zona de amortiguamiento entre el Imperio árabe y el Imperio franco. El hijo de Carlomagno, Luis I, apoyó los esfuerzos de su padre instalando un Conde de Barcelona. La dinastía Carolingia también creó otros puestos de avanzada feudales en España, incluido uno alrededor de la ciudad norteña de Jaca en Aragón.

Durante el siglo siguiente, los gobernantes de Barcelona y sus alrededores siguieron siendo vasallos feudales del Reino de Francia. Varios condes de Barcelona ganaron gradualmente una mayor autonomía y un mayor control sobre Cataluña durante este período. Se involucraron en hostilidades en curso con los gobernantes moros.

El líder moro Almanzor atacó la ciudad de Barcelona durante un sitio brutal en julio de 985. La incursión resultó en una gran pérdida de vidas. Muchos residentes de la ciudad murieron en la lucha y los vencedores vendieron a otros como esclavos. El conde de Barcelona, ​​Borrel II, huyó a Montserrat y buscó sin éxito la ayuda del rey francés. Aunque más tarde juraría lealtad a la nueva dinastía francesa de los Capetos en el año 988, Borrel II y sus herederos gobernaron Cataluña con mayor autonomía. Recuperaron el control de la región y luego ampliaron sus posesiones. Aparentemente, el barrio antiguo de Barcelona actual data de un período de tiempo posterior al asedio de 985.

Varios años después, el conde Ramón Berenguer III de Barcelona capturó parte de Ampurias. También impulsó la repoblación de los antiguos asentamientos de Tarragona al sur de la ciudad de Barcelona. Durante este período, muchos principados cristianos e islámicos de la Península Ibérica se vieron envueltos en una guerra en curso y partes de Cataluña se encontraban en la zona de guerra.

En 1137 se produjo un importante acontecimiento geopolítico cuando el conde de Barcelona, ​​Ramón Berenguer IV, se casó con Petronilla, heredera del Reino de Aragón. Su hijo, Alfonso II, se convirtió en rey de Aragón y conde de Barcelona. El matrimonio esencialmente unió a Cataluña con el creciente Reino de Aragón en el norte de España.

Durante los siguientes siglos, Barcelona disfrutó de una relativa estabilidad como parte del Reino de Aragón. El frente de la guerra contra los moros en la Península Ibérica se había desplazado mucho hacia el sur. Según los informes, en 1179, los reyes de Aragón y Castilla acordaron la división de las tierras que esperaban recuperar de los moros.

Barcelona experimentó un importante crecimiento como puerto comercial y comercial durante este período. El Reino de Aragón recuperó Valencia de los moros en 1238. En ese momento, Barcelona se había convertido en un centro marítimo, con una Armada en desarrollo. (El Reino de Granada finalmente se convirtió en el último principado moro que quedaba en la Península Ibérica. No caería hasta 1492).

La flota catalana ayudó al Reino de Aragón a adquirir otros territorios en el área del Mediterráneo. En 1282, el rey Pedro III de Aragón también se convirtió en rey de Sicilia. Aragón adquirió Cerdeña en 1320 y luego conquistó brevemente el Reino de Nápoles en la península italiana.

Los comerciantes de Barcelona prosperaron durante gran parte de este período. Si bien los residentes de Aragón contribuyeron en gran medida a los esfuerzos militares, muchos catalanes se centraron en gran medida en el comercio y las actividades marítimas.